El rey mandó buscar a Orula, el babalawo más famoso de su comarca, pero el Oluwo se negó a ir. Así sucedió varias veces, hasta que un día Oshún se ofreció para ir a buscar al adivino. Se apareció de visita en la casa del babalawo, y como de conversación en conversación se le hizo tarde, le pidió que la dejara dormir en su cama aquella noche. Por la mañana, se despertó muy temprano y puso el Ékuele y el iyefa en su pañuelo.
COMPARTE PARA VER EL CONTENIDO A CONTINUACIÓN… Ache y Bendiciones para ti…!!!
Cuando el babalawo se despertó y tomó el desayuno que le había preparado Oshún, ella le anunció que ya se tenía que marchar. Pero el hombre se había prendado de la hermosa mulata y consintió en acompañarla un trecho del camino.
Caminando y conversando con la seductora mujer, ambos llegaron a un río. Allí el babalawo le dijo que no podía continuar, pues cruzar debía consultar con el Ékuele para saber si debía hacerlo o no. Entonces Oshún le enseñó lo que había traído en el pañuelo y el adivino, ya completamente convencido de que debía seguir a la diosa, pudo cruzar el río y llegar hasta el palacio del rey que lo esperaba impacientemente. El rey, que desde hacía mucho estaba preocupado por las actividades de sus enemigos políticos, quería preguntar si habría guerra o no en su país, y en caso de haberla, quién sería el vencedor y cómo podría identificar a los que le eran leales.
El adivino tiró el Ékuele y le dijo al rey que debía ofrendar dos eyele y oú. Luego de limpiarlo con las palomas, fue a la torre más alta del palacio y regó el algodón en pequeños pedazos; finalmente le dijo que no tendría problemas, porque saldría victorioso de la guerra civil que se avecinaba, pero que debía fijarse en todos sus súbditos, pues aquellos que tenían algodón en la cabeza le eran fieles. De esta manera Obegueño, que así se llamaba el rey, gobernó en aquel país hasta el día de su muerte.
Shangó encontró en su camino un pueblo que le agradó y decidió pasar una temporada allí.
COMPARTE PARA VER EL CONTENIDO A CONTINUACION… Ache para ti.
Pero el lugar, en apariencia apacible, resultó ser un verdadero infierno. Una gran discordia reinaba entre todos sus moradores. Riñas constantes, calumnias y habladurías de unos contra otros; muertes y luto por todas partes: ese era el panorama.
Al darse cuenta, Shangó se indignó y decidió darles un gran escarmiento. Salió a la calle con su tambor y comenzó a tocar. Todos los vecinos del lugar fueron saliendo de sus casas y se pusieron a bailar. Entonces comenzaron a caer rayos y muchos murieron a causa de ello. Fue tan fuerte la tormenta eléctrica que desató, que los principales del lugar se acercaron a él, le hicieron moforibale y le prometieron que en lo sucesivo no habría más rencillas ni disgustos. Sólo así se aplacó la furia del orisha.
Normalmente estamos acostumbrados a ver un estado de éxtasis individual y muy personal cuando hablamos de estados místicos espirituales, en cualquier icono religioso vemos al iluminado o santo alejado del mundo en todos sentidos, no ve, no oye, ni siente a los demas a su alrededor y ya es un hecho tanto en Oriente como en Occidente, los estados alterados individualistas y personales.
COMPARTE PARA VER EL CONTENIDO A CONTINUACIÓN… Ache y Bendiciones para ti…!!!
Si bien, es cierto que la percepción de la divinidad, la espiritualidad y la religión, es distinta en cada uno de nosotros, de acuerdo a la fe, la creencia, grado de educación y nivel económico social, Nuestra Religión nos enseña que el mas alto nivel espiritual y de iluminación es el estado de Iwa pele, y este estado es totalmente y diametralmente opuesto a lo anteriormente expuesto, es decir, que el estado de Iwa pele es un estado de espiritualidad material consciente y contagiosamente agradable tanto para el iluminado como para todo y todos a su alrededor, es tener una evolución del carácter a tal grado que se sienta la felicidad, el amor y el buen carácter y actitud ante todo y todos, es como si llegáramos a ser una llama que ilumina todo a su alrededor y no un estado egoístamente personal. Es comprender y sentir la obra de Dios y la Osha en un sentido de compartir tanto el Ashe, como su intensidad, es ser una antena que recibe e irradia lo que siente y recibe para dar, es lograr el milagro de la presencia de la Divinidad y su amor y felicidad ante todos nosotros, si logramos este estado, seríamos realmente los renovadores del mundo, de la fe y de la felicidad con la certeza de que siempre Dios y la Osha están constantemente con nosotros realmente.